jueves, 20 de marzo de 2008

La felicidad se lleva en la sangre



Leyendo un artículo en Nova Ciencia, me dí con que se han realizado estudios que confirmarían que un 50% de nuestra tendencia a ser felices estaría determinada por los genes... si, una gran responsabilidad reside en la herencia.
Y claro, la otra mitad, es pura y exclusiva responsabilidad nuestra.

Esto me aclaró muchas cosas, porqué a veces dos personas en una misma situación se sienten el uno frustrado y el otro fortalecido.
Sin ir más lejos, hace un par de meses, perdí mis pertenencias más preciadas cuando unos ladrones entraron en mi casa, con ellos se fueron todos mis tesoros, cámara de fotos compañera de viajes, con rollos sin revelar varios, cámara de video con algunas cintas increíbles, collares regalo y recuerdo de mi abuela más adorada y otras cosas que no son importantes. La persona que vive conmigo perdió su bajo, instrumento que lo acompañó durante su adolescencia y que tuvimos la suerte de encontrar al día siguiente, tirado en un baldío.
A pesar de esto, yo no me amargué, angustié o estresé como lo hizo él... Muy por el contrario, no temo en volver a dejar la casa sola como el sí lo hace. Y sufre, doy fe.

Su tendencia a estresarse, ahora sé, puede ser hereditaria.

En la revista especializada Psychological Science, relatan que estos científicos, de la Universidad de Edimburgo basaron su estudio en gemelos y mellizos, y sugieren que los genes podrían controlar la mitad de los rasgos de la personalidad que nos proporcionan felicidad. La otra mitad está vinculada al estilo de vida, la carrera profesional y las relaciones.

A pesar de este importante hecho, si nuestros genes no están mucho por la labor de hacernos felices, podemos entrenarnos para estar más contentos, aseguran los investigadores.

Para llegar a estas conclusiones se analizaron 900 pares de mellizos, debido a que los gemelos idénticos son genéticamente iguales mientras que los mellizos no lo son, y de este modo, era posible comparar los dos grupos para calcular qué grado de influencia tiene la genética en un rasgo particular. Las tres variables analizadas eran la tendencia a no preocuparse, si eran sociables y concienzudos.

Las diferencias entre los resultados entre gemelos y mellizos sugiere que esos rasgos estaban en un 50% influidos por factores genéticos.

"Aunque la felicidad está sujeta a un amplio rango de influencias externas hemos encontrado que hay un componente hereditario de felicidad, que se explica totalmente por la arquitectura genética de la personalidad", asegura el doctor Alexander Weiss, encargado de la investigación.



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