lunes, 21 de enero de 2008

Geomancia


En la Historia

Para
la común definición de diccionario, la geomancia se refiere a una forma de adivinación o a una demostración oracular derivada de líneas de lectura o signos de la Tierra. De acuerdo a esta popular, aunque ingenua, definición la geomancia es afín a aquellas artes adivinatorias de bajo nivel que incluyen la quiromancia y el mirar la bola de cristal.




Aunque al leer una descripción de la quiromacia escrita enla turbulencia ideológica de la mitad de siglo XVI, uno podía obtener alguna mas expandida, pero no mas elevada idea. Esto es lo que Cristofher Catlan ha dicho acerca de la Geomancia en 1958:


Proviene del griego , Gy que significa tierra y Mancie que quiere decir conocimiento. Definiéndola más apropiadamente, deriva de Gyos y Magos, que significa conocimiento de lsa cosas terrestres, por el poder de tus cuerpos superiores, de los cuatro Elementos, de los siete planetas y de los doce celestes.
Esta definición es cosmológica, debido a la esmerada recoplación del término geomancia, que en el siglo XIX los pensadores europeos lo emplearon, para traducir el Feng-Shui de los chinos, cuando fue primeramente introducido en las corrientes del pensamiento occidental. Aunque los sinólogos han resistido al término para describir al Feng Shui, significando literalmente "vientos y aguas", sin embargo el uso ha triunfado.
La geomancia está adquiriendo una potencial definición cada vez más cósmica, o al menos diámicamente inclusiva.

En su estudio sobre la geomancia adivinatoria La Astrologia Terrestre (1981) Stephen Skinner cita al menos cuatro aplicaciones principàles del térmio. Estas incluyen formas de adivinación comunes a Arabia, Africa, Europa medieval, métodos telúricos para determinar los flujos de energía del mundo naural, ejemplificado por la ciencia China de feng-shui, las teorías de alineación asociadas con el asiento de megalitos y de otros antiguos monumentos arquítectónicos notables, la sismografía, la ciencia de predicción de los temblores de tierra y de otros mayores movimientos y ritmos geológicos.
A las que José Argüelles agrega otras aplicaciones como las ciencias atmosféricas, que se refieren al estudio de la naturaleza y de los efectos mutuamente interactuantes de los estratos atmosféricos desde el campo electromagnético a los reportes diarios del clima que afecta la biosfera inmediata; la arqueoastronomía, que investiga el papel formativo de la astronomía y la geomancia en la determinaciónde la arquitectura, la planeación urbana y la expresión artística de las tempreanas civilizaciones. Finalmente, la bio-estética que abarca algunos y todos los procesos dedicados a la expresión armónica de la relación del hombre con el entorno.

Bautizada también como astrobiología (Rene Bertholet 1949), para finales de los 70', la geomancia, aunque vagamente entendida, había unido el Tai-chi chuan, acupuntura, y el I ching, de hecho la prensa contracultural la describió como la "Acupuntura de la tierra".


Como ciencia, la geomancia describe la estructura y las funciones del cuerpo de la tierra en relación al cuerpo individual del hombre y el espacio exterior.
Podemos encontrar en ella la base para unificar ciencia y arte. Y también puede ser que en ella esté la clave del porqué la ciencia y el arte se desarrollaron por separado desde la revolución científica del conocimiento. Podría ser que los racionalistas del siglo XVII y XVIII para poder hacer valer la superioridad "de la nueva ciencia", y disponiendo de todo lo que parecía irracional desecharon el término clave para entender la experiencia como un todo unificado. Así no sólo la ciencia apareció diferente o superior al arte en algunos casos, sino que llego hasta estar atrincherada y sus fundamentos llegaron a ser inidferentes y hasta opuestos al arte.
Esto se observa en la pobreza que se aprecia últimamente en el arte, cada vez menos creativo y comunicativo, sin enseñanza, sin belleza, sin armonía. Meras expresiones vacías. Arte que simplemente es "lindo" o "feo".

Quién sobrevivió a las circunstancias es el Feng shui, en China. A través de este podemos ampliar nuestras sensibilidades para percibir nuevamente cómo incumbe la geomancia a la actual crisis planetaria.
Aunque la ciencia materialista ha desechado la noción de la tierra como un organismo vivo, la palpabilidad de tal noción como originalmente movilizó a nuestros ancestros está nuevamente con nosotros hoy.

El arte de vivir en armonía con la tierra, y de obtener el mayor beneficio, paz y prosperidad del ser en el lugar y momento correcto es llamado feng-shui.
Stephen Skinner.

Las ciencias y las artes de la civilización china han dado vueltas tradicionalmente alrededor de un eje común, el del principio primordial de la geomancia. Este principio es: cielo, tierra y hombre; que apunta al inherente, autoexistente y jerárquico orden del universo; dos series de correspondencia surgen, cielo, tierra y hombre; y cielo, tierra y tiempo.





En cuanto a las analogías y correspondencias existentes entre los distintos planos que componen y hacen posible la Armonía del Mundo son las influencias procedentes de cada uno de los cinco planetas: Júpiter, Marte, Saturno, Venus y Mercurio, que a su vez están en correspondencia con los cinco elementos o "agentes naturales", respectivamente: madera, fuego, tierra, metal y agua, los cuales actúan directamente sobre los cuerpos físicos, modificándolos a través del ciclo de las coagulaciones y las disoluciones.







Por lo tanto, el juego de armonías y desarmonías, condensaciones y disipaciones, que tanto a nivel físico como sutil entretejen entre sí las energías planetarias se traslada a la tierra por intermedio de esos cinco elementos, de sus intercambios y permutaciones incesantes. Diremos que pese al número y a ciertas coincidencias en la terminología, a estos agentes naturales no hay que confundirlos con los cinco elementos clásicos: éter, fuego, aire, agua y tierra, empezando por el hecho de que éstos no tienen una correspondencia directa con los cinco planetas, como sí ocurre con los elementos que trata la geomancia china.

La madera y el agua son compatibles, como lo son Júpiter y Mercurio, pero no el metal y el fuego, es decir Venus y Marte, que sí son compatibles respectivamente con Saturno, la tierra, y Júpiter, la madera, puesto que esta última alimenta el fuego, etc. Asimismo el orden de sucesión que aquí se da de los planetas (Júpiter, Marte, Saturno, Venus y Mercurio) tiene que ver precisamente con su orden de producción o de coagulación: la madera produce el fuego, el fuego produce la tierra, la tierra produce el metal, el metal produce el agua y el agua produce la madera, y así sucesivamente, generando el ciclo vital de la naturaleza, que también incluye un orden en cuanto a sus disoluciones, puesto que el metal destruye la madera, la madera destruye, o en este caso absorbe, la tierra, la tierra absorbe el agua, el agua destruye el fuego y el fuego destruye el metal. Por otro lado, si nos fijamos bien, en ese orden la tierra (Saturno) está en el medio o en el centro, y en esa posición aparece cuando a estas fuerzas naturales se las hace corresponder con la cruz de los puntos cardinales y las estaciones del tiempo, en donde la madera (Júpiter) se vincula con el este y la primavera, el fuego (Marte) con el sur y el verano, el metal (Venus) con el oeste y el otoño, el agua (Mercurio) con el norte y el invierno, y finalmente la tierra (Saturno) con el centro, posición que en este caso está queriendo señalar el papel de fundamento y estabilidad que tiene la Tierra (como principio cosmogónico) en la tradición china y que se simboliza con el cubo, precisamente la forma geométrica que mejor sugiere esa idea de fundamento y estabilidad.

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